Por lo general, cuando nos encontramos dentro de un lugar desordenado o poco pulcro nos podemos sentir incómodos, o podemos pensar que no estamos a gusto en ese lugar. Entonces pensemos, ¿Qué pasa cuando es nuestra propia vida la que se encuentra en desorden? En principio que pareciera que nada está en su lugar, ni las prioridades, ni las personas, ni las actividades importantes del día a día. Puede que ese desorden no permita definir que es lo "importante" o que haga que se diluyan en el tiempo nuestros objetivos. Y de pronto, puede que, nos demos cuenta de que podríamos hacer una limpieza en nuestra vida, de aquello que ya no tiene sentido, para darle la bienvenida a todo lo que sí queremos que forme parte.
Existe una relación entre el orden interno, y el externo en nuestras vidas.
Quienes pueden vincular el orden de su hogar con su vida diaria y cotidiana podrán visualizar y dar cuenta de que solo decanta en nuestro ánimo y nuestro humor, después de un día agobiante o de mucho trabajo cuando llegamos a nuestro hogar y podemos percibirlo en orden, es mucho más satisfactorio que si fuera lo contrario ¿Cómo te sentirías si luego de un mal día, en el cual lo primero que deseas es llegar a tu casa, acostarte en la cama y descansar, y vieras como al abrir la puerta hay cosas en el piso, la lavadora está llena y olvidaste poner a secar la ropa, el placard está abierto y hay ropa por toda la cama donde pensabas recostarte? ¿Qué reacción tendrías ante ese impacto?
En el libro La felicidad después del orden, Marie Kondo menciona que:
"Las palabras ordenar y limpiar se utilizan a menudo como sinónimos, pero son cosas completamente diferentes. Si no reconocemos esta importante verdad, nuestra casa jamás estará limpia de verdad. Para empezar, la función es diferente. El acto de ordenar se ocupa de objetos, y el de limpiar, de la suciedad. Ambos tienen por finalidad dejar limpio un espacio, pero ordenar significa mover objetos y guardarlos en determinados sitios, mientras que limpiar significa eliminar la suciedad. La responsabilidad por el desarreglo y el desorden recaen al cien por cien en el individuo, las cosas no se multiplican por su propia voluntad si no solo cuando las adquirimos o las recibimos de otras personas. El desorden crece cuando no devolvemos los objetos al sitio que tienen asignado, Cuando una habitación se desordena sin que nos demos cuenta, solo nosotros somos los causantes. En otras palabras, poner orden significa enfrentarse a uno mismo."
Podemos pensar que un diseño útil y eficaz, pero a la vez sencillo nos brinda un cierto grado de funcionalidad que nos hace la vida más simple. Este principio también aplica a las relaciones y hábitos que tenemos.
El orden físico puede promover una mayor paz interior. Un ambiente ordenado e iluminado puede transmitirte una mayor sensación de bienestar y comodidad que un entorno descuidado.
Además, el lugar donde más tiempo pasamos puede influir sobre nuestros pensamientos y sentimientos.
Ordenar es la primera tarea para que nuestra energía tenga espacios renovados para fluir. La segunda tarea es organizar para que evitar malgastar el tiempo en la búsqueda. Por ejemplo, mi cocina puede verse ordenada, pero al abrir un cajón el mismo esta completamente desorganizado. En el trabajo puedo tener todo muy ordenado a la vista y limpio, pero no hay un método claro de cómo o dónde buscar un archivo.
En el Libro tu espacio organizado, Brenda Haines sostiene que,
"Ser organizado no solo te permite encontrar rápidamente lo que buscas, sino también mejorar tu calidad de vida, siempre parece imposible hasta que se hace.
Sin embargo ¿Cuántas personas conoces que aseguran que son desordenados pero que localizan todo perfectamente dentro del desorden? O, por otro lado, ¿cuántas personas conoces que son organizadas, que colocan todo de la mejor forma posible y aun así tardan en conseguir encontrar las cosas?
Resulta que existe en realidad una variante del desorden llamada "desorden ortodoxo" o "desorden ordenado", aunque aparentemente todo se encuentra, para el ojo común, desordenado, el encargado de ese sistema puede encontrar cualquier cosa, o la mayoría de ellas, sin esforzarse en absoluto o perder tiempo. Pero, si un tercero intercede y decide "organizarlo todo", serán incapaces de encontrar cualquier cosa porque verán su "orden alterado".
¿Qué podés decir de tu orden y organización? Te leemos...
Fuentes:
Tu espacio organizado, Brenda Haines.
La felicidad después del orden, Marie Kondo.