La escucha Hermenéutica

26.02.2021

La escucha activa, o mejor dicho, la hermenéutica como la llamamos en Ñu, consiste en una forma de comunicación que posiciona el elemento de la escucha dentro de una conversación, siempre como un proceso activo y no pasivo.

Se trata de escuchar no solo lo que la persona expresa directamente sino también los sentimientos, ideas, pensamientos e inquietudes que se ocultan detrás de lo que está diciendo.

El lenguaje corporal dice muchísimo con respecto a si mantenemos o no un proceso activo en nuestra escucha: por ejemplo, si la atención de una persona está centrada y esta se muestra receptiva, con los cinco sentidos atentos al otro, su postura tenderá a ser firme.

En cambio, si su actitud es de escucha pasiva, es probable que no se mantenga un contacto visual, que el oyente parezca aburrido y que emane otros indicios de que no está prestando atención.

La hermenéutica, por su parte, se define como la ciencia de la interpretación. Su nombre deriva del dios griego Hermes, quien era mensajero de los dioses y guardián de los viajeros y comerciantes. Pero, además, Hermes era el dios de la palabra divina.

Así, la hermenéutica es también la ciencia que estudia los textos antiguos para hacerlos comprensibles al mundo moderno. Por ejemplo, si un traductor desea verter al español un texto de Platón desde el griego ático, deberá no solo atender al significado de las palabras, sino también tener en cuenta la época, el vocabulario del filósofo, cuál fue la intención al escribir dicho texto, comprender su contexto, a qué edad lo escribió, qué pensaba antes, a dónde se dirige con sus palabras, quiénes son sus interlocutores en el diálogo y quiénes sus posibles lectores.

También deberá contemplar los problemas de la época: por ejemplo, para qué escribió ese texto en un momento y no en otro. Y por último, deberá pensar en sus lectores modernos, en las mejores palabras que representen la idea central del escrito original, el contexto actual, etc.

Del mismo modo, una escucha hermenéutica es una escucha que busca comprender e interpretar al otro en su propio contexto existencial, desde sus creencias y valores, y desde su propio y particular modelo de mundo.

Hay notables diferencias entre la escucha pasiva y la activa, o también entre lo que llamamos oír y escuchar. Para escuchar a alguien con atención es necesario dedicarle tiempo al diálogo que estamos manteniendo, en tanto cuerpo, mente y emociones.

Oír es la capacidad biológica que poseen algunas especies vivas de ser estimuladas por perturbaciones ambientales, de forma tal que generan un dominio sensorial llamado sonido: un fenómeno biológico por el cual podemos distinguir sonidos en nuestras interacciones con un medio que puede estar constituido por otros seres vivos e incluso por personas.

Escuchar, en cambio, es un proceso mucho más complejo.

Teniendo en cuenta esto, podemos decir que la escucha consiste en percibir e interpretar. Esta definición es muy interesante, ya que en una comunicación se pueden dar diferentes interpretaciones de lo que se está diciendo. Como cada persona tiene sus propios modelos mentales, se pueden llegar a escuchar cosas que nunca se dicen.

En estos casos se da un fenómeno que podemos resumir en la siguiente frase

"Yo digo lo que digo, tú escuchas lo que escuchas". Lo cual genera una brecha interpretativa. El objetivo de la escucha, precisamente, es acortar esta brecha.

En el Libro Actos de Lenguaje Volumen 1: La escucha, Rafael Echeverría indica que:

"Los problemas de escucha suelen ser recíprocos". Quien no se siente escuchado, normalmente tampoco sabrá escuchar a los demás. Pero el problema no es necesariamente del otro. El problema está en la relación. Para avanzar en la resolución, sin embargo, es indispensable comenzar trabajando con la propia escucha de quien no se siente escuchado. Este es el punto de partida, y de no iniciar el proceso de aprendizaje desde allí es muy posible que no podamos llegar muy lejos. Todo lo demás, de producirse, "vendría por añadidura".

Es decir que el cambio del otro será el resultado de nuestro propio cambio. Lograremos que nos escuchen una vez que hayamos aprendido primero a escuchar mejor y a hablar de una manera diferente a la que hoy utilizamos. "Para bien o para mal, este es el camino más corto, rápido y efectivo. Por lo demás, no sé si exista otro".

Podemos decir que la comunicación humana está siempre cargada de sentido. El que habla lo hace para ser escuchado y lo que dice lo dice para algo.

Cuando hablamos de comunicación, parece que lo más importante es hablar, cuando en realidad lo principal es escuchar. Cuando escuchás y mirás a otra persona, podés intuir cómo se siente y cómo la afecta lo que te está contando. Y al comprender mejor lo que te está transmitiendo, surgirá una conexión entre ambas partes.

Por otra parte, si la persona que habla es escuchada, se sentirá importante, confiada y animada a compartir sus pensamientos, lo que conllevará a la consolidación de la relación.

"Así como hay un arte del buen hablar, existe un arte del buen escuchar". 
Epicteto de Frigia.

Bianca Costanzo
Coach ontológico profesional